¡Habe, César, una copa de vino!
¡Cielo santo! ¿Cómo es posible tamaña falta de ortografía en la página de corrector de textos?
Pues no sería la primera ni la última en algunas otras por el estilo que se ven por ahí, pero no, no es el caso.
Sí hay que admitir que esta entrada es un poco rebuscada, pero el blog trata sobre la lengua española y, como se suele decir, hay que estar a las duras y a las maduras.
Además, así también damos tarea a los señores de Google cuando aparece en pantalla eso de «quizás quisiste decir».
Bien, empecemos consultando el Diccionario de la Lengua Española.
Ahora, vamos a conjugar el verbo ‘haber’; concretamente, el imperativo. ‘¿Por qué?’, preguntarán algunos. ‘¿Y por qué no?’, responderemos.
Ahí está, segunda persona del singular. Esto es, el equivalente a «toma» del verbo «tomar» o de «tener» con el sentido de «asir».
‘Vale, pero esto es muy raro. ¿Dónde colocar ese habe?’, inquirirán los de antes.
Una vez más, echamos mano de nuestro estimado don Manuel Seco y su obra, donde explica:
‘El uso transitivo de haber con el sentido de tener es arcaico y solo excepcionalmente aparece en la lengua literaria’, y añade que la segunda persona de imperativo de haber es habe en singular y habed en plural’. Es más, indica como erróneo el uso de he en lugar de habe.
Gracias, don Manuel, ¿qué haríamos sin usted? Por cierto, casi seguro que todos nosotros también seremos arcaicos dentro de doscientos años.
En resumen, «Habe, César, una copa de vino» significa lo mismo que «Ten, César, una copa de vino».
Cerca ya del final, los mismos algunos mencionados anteriormente insistirán: ‘Bien, ¿y qué?’
Nada, habed unas copas de vino y relajaos.